Con: Fernando Angulo, sociólogo, especialista en estudios feministas y de género de la Universidad Central de Bogotá, Colombia.
Descubrir un plan de vida resulta un tema difícil para muchos. No obstante, al momento de hablar de tener o no tener hijos, es más usual que las mujeres tengan mayor claridad en su camino sobre esta importante decisión. Esto se debe, en gran medida, al resultado de una cultura que por décadas fomentó que la mujer se ocupara de los temas de la familia y el hogar. Fernando Angulo, sociólogo y especialista en estudios de género, nos contó la razón.1,2
Fernando Angulo (FA): es importante entender que, si bien la sociedad ha venido presentando cambios con respecto al rol de la mujer desde hace varias décadas, las percepciones de la maternidad y la paternidad han venido cambiando en los últimos 10 años, cuando los integrantes del hogar comienzan a realizar una repartición un poco más equitativa de las tareas a realizar.1
Cuando esto sucede, el hombre comienza a involucrarse y a asumir un rol más activo y consciente como padre de familia. En este sentido, deja solamente de ‘apoyar’ para empezar a ejercer lo que realmente, como padre y como miembro de un hogar, debería asumir.1,3,4 Aun así, en varios sectores de la sociedad colombiana, el rol de la mujer es determinante en el cuidado de los niños y del hogar, y el lugar de los hombres y padres, continúa siendo el de la ausencia o en muchos casos el de ser proveedor con la falta del cuidado emocional.1,3
FA: Por constructos culturales, se nos ha hecho creer que en lo que concierne al cuidado del hogar la mujer tiene una ventaja y es ese ‘instinto maternal’ que se les ha atribuido por mucho tiempo. Sin duda, ellas logran crear un vínculo especial que se da desde que los bebés se encuentran en el vientre y, posteriormente, cuando son amamantados, algo que los hombres no experimentarán. Esto no significa que cuidar a un niño sea algo instintivo.4,5
Todos pueden aprender a cuidar un bebé, pero a las mujeres por muchos años se les enseñó cómo cargar bebés cuando jugaban a las muñecas o cómo cocinar, cuando a los hombres no se les permitía eso.
Cuando nosotros como sociedad empezamos a cambiar, enseñamos también ese tipo de cosas a los hombres. Las nuevas paternidades con perspectiva de género, se dirigen a fortalecer el compromiso mas afectivo y activo con las necesidades de los hijos (6). En este sentido, no se vuelven mejores padres futuros. Se vuelven, al igual que las mujeres, seres útiles para la sociedad y sus hogares. Siendo esto así, más allá de instinto, el cuidado es algo que cualquier persona está en capacidad de aprender.6
El sentido y la importancia que se le da a la paternidad ha ido cambiando. La paternidad se va desarrollando desde la niñez, siendo los padre o los modelos familiares; que observan los niños; las bases de lo que debería ser la paternidad.5
FA: Volviendo al punto anterior, muchos hombres no piensan en este tipo de decisiones.
Las generaciones anteriores enseñaron por muchos años que ellos se debían concentrar en las formas de producción. Pasarán un par de generaciones más para que, al igual que la mujer, los hombres estén sensibilizados sobre lo que concierne a una paternidad activa, afectiva, consciente y responsable. A pesar de esto, algunos sí tienen claro el deseo de tener hijos y la disposición de ser cuidadores, pero esta realidad no es la constante en los hombres mexicanos.3,5
FA: Esto también es bien interesante. A los hombres no se les presiona por si ya van a tener hijos o no, distinto a lo que ocurre con las mujeres quienes están más presionadas. Quizás esto es uno de los factores más determinantes para tener hijos. En muchas ocasiones, a las mujeres se les atribuye el rol de madre como uno primordial e inevitable.
FA: Desear ser padre es el punto de partida para el desarrollo de una paternidad alternativa3; ésta debe continuar con el acompañamiento y asistencia a la gestación y a la posterior lactancia, con el manejo pleno de toda la información relevante sobre estos dos procesos y una labor continua y permanente de asistencia y relevo en las labores domésticas y de cuidado en el año de lactancia exclusiva del bebé.7 Posteriormente, esta labor permanente de cuidado debe trasladarse al cuidado alimentario, sanitario y de salud, emocional, lúdico, pedagógico y de sociabilidad durante la primera infancia y la adolescencia de las hijas e hijos.8
Referencias:
1. Mena P. Padres solteros de la Ciudad de México: Un estudio de género. Papeles población. 2010; 16(66):7.
2. Arroyo G. Masculinities and Paternity: an Intersectional Look to the Experience of Being a Young Middle Class Fathers in Barranquilla
(Colombia). Investig Desarro. 2021; 28(01):104–56.
3. Cataño M, et al. Configuración del rol paterno sin la presencia de la madre en dos tipologías de hogares *. Rev Latinoam Estud Fam.
2019; 11(1):146–69.
4. Velázquez. Responsabilidades en la crianza de los hijos. Enseñanza e investigación en Psicología. 2008; 13(1):77-89.
5. Rodríguez R, et al. El deseo de la paternidad en los hombres. Avances en psicología latinoamericana. 2010; 28(1):84-96.
6. Wigdor G. Aferrarse o soltar privilegios de género: sobre masculinidades hegemónicas y disidentes. Península. 2016; 11(2):101–22.
7. García M. Participación paterna y prácticas de lactancia materna exclusiva. Dilemas contemporáneos: educación, política y valores.
2021; 8(1):1-16.
8. Bonino L. Las nuevas paternidades. Cuadernos de trabajo social. 2003; 16(1):171-182.
“Esta información es basada en la experiencia de Fernando Angulo y no representa una guía de manejo terapéutico o reemplaza el criterio de un profesional de la salud. Ante cualquier duda, por favor consulta con un especialista.”
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